El alimento del espíritu es parte fundamental de la integración del hombre: sin él la mitad de su vida se vacía y el ser humano se frustra porque no se logra, es por esto que la sociedad limitada mentalmente es lo que permite mantener un orden dentro de la convivencia, donde La Arquitectura tiene que ver con el entorno, identidad, tradición, herencia, influencias, referencias y formas históricas nuevas y espontáneas; características que sintetizadas generan armonía. Se realiza como respuesta a condiciones presentes en una situación, las cuales determinan ideas sociales, económicas y simbólicas.
La integración espacial trata de formar al individuo en personas distintas en cultura y educación con el fin de adaptarse y aprender en sociedad, donde la limitante no sea el tiempo ni el lugar.
Crear es experimentar, por esto podemos referir arquitectura como el arte de transmitir sensaciones y emociones la cual no está orientada al placer estético unicamente, sinó que busca crear impulsos y estímulos.
A medida que avanza la integración, aumenta la disponibilidad de los individuos a trabajar unidos por la consecución de objetivos comunes.
Por ende se puede decir que las nociones espaciales reflejan sensaciones corporales y estados emocionales. Las elecciones al representar responden a una forma de sentir y de vincularse con los elementos, las personas y con el propio cuerpo. Cada espacio es una posibilidad de incorporar elementos valiosos, aunque se dispongan en forma inconexa.
La evolución en el modo de ver el espacio es muy personal y responde a niveles de maduración que no pueden ser forzados.
La organización de elementos arquitectónicos como el espacio, color, textura, luz,… determinan la forma en que se pueden insinuar respuestas a comportamientos e impulsos. Estos elementos no componen una finalidad en si mismos, sino que por el contrario evitan problemas de función y diseño.
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